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Enclavado en los Montes de Toledo, entre extensas dehesas y paisajes de suave relieve, Nava de Ricomalillo emerge como un destino ideal para quienes buscan desconectar y respirar la autenticidad de la vida rural manchega. Con una población que ronda los 500 habitantes, este municipio toledano conserva tradiciones centenarias y un entorno natural privilegiado, perfecto para el turismo de slow living.
Entre los atractivos de esta localidad toledana destaca la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, una joya arquitectónica en piedra cuya esbelta torre de siete cuerpos domina el perfil del pueblo. El templo combina sobriedad y elegancia, con vidrieras policromadas que iluminan tanto los muros laterales como la base de la torre, creando un juego de luces especialmente notable al atardecer.
El Ayuntamiento, renovado en la década de 1980, sorprende por su integración de estilos: los soportales armonizan piedra y ladrillo en una estructura que evoca tanto la tradición rural como el diseño funcional moderno. Su torre del reloj, construida con los mismos materiales, se erige como símbolo identitario, visible desde múltiples rincones de la localidad.
El agua vertebra parte de la identidad de Nava de Ricomalillo a través de tres fuentes históricas con sus pilones, testigos de la vida cotidiana de antaño. A ello se añade el Lavadero de la Solana, rehabilitado recientemente como área de merendero, que fusiona patrimonio etnográfico y turismo sostenible.
A estos elementos se suman tesoros arqueológicos:
- Grabados rupestres del Camino del Manzano, que ofrecen un viaje a las sociedades prehistóricas de la zona.
- Mina de oro romana, actualmente en proceso de musealización. Este yacimiento, prioridad del consistorio, promete convertirse en el proyecto estrella para amantes de la historia antigua y la arqueología industrial.
Cada rincón de Nava de Ricomalillo narra capítulos de su pasado, desde la Edad del Bronce hasta la ingeniería hidráulica contemporánea, configurando un destino ideal para el turismo cultural.
Gastronomía tradicional
La cocina de Nava de Ricomalillo refleja la herencia agroganadera de la comarca. No dejes de probar:
- Gachas manchegas: Un plato humilde a base de harina de almortas, acompañado de torreznos y pimientos secos.
- Caldereta de cordero: Guiso de carne cocinado lentamente con vino y hierbas aromáticas.
- Migas con uvas: Un clásico otoñal que combina el salado de la panceta con el dulzor de la uva.
Como postres, destacan las tortas de manteca y los hornazos (pan dulce con huevo). Los quesos artesanales de cabra y los vinos de la D.O. La Mancha son imprescindibles para completar la experiencia.
Fiestas y Tradiciones
Entre las celebraciones destacan la Virgen del Amor de Dios en abril (Miércoles de Pascua, 9 días), con procesiones, verbenas y festejos populares; la Fiesta de Verano en agosto (primer o segundo domingo, 5 días), que incluye una romería con concurso de carrozas, actividades deportivas y música; la Matanza Popular en diciembre y enero (fechas variables), centrada en tradiciones gastronómicas; y la Subida al Mogorro en abril (Domingo de Pascua), una carrera histórica donde los vecinos colocan una bandera en los riscos para honrar la memoria de la catástrofe de 1944 y protegerse de las tormentas.
¿Por qué visitar Nava de Ricomalillo?
Este pueblo es un refugio de autenticidad, donde el tiempo parece detenerse. Sus habitantes mantienen vivas tradiciones como la trashumancia, la elaboración de queso en cuevas naturales o la recolección de hierbas aromáticas. Además, su ubicación lo convierte en base perfecta para explorar la riqueza histórica y natural de Toledo.
Si buscas una escapada para conectar con la naturaleza, saborear la gastronomía de raíces profundas y descubrir rincones libres de masificaciones, Nava de Ricomalillo te sorprenderá.
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